El jefe de tu escudería durante 20 años despedido de un día para otro. Tu piloto estrella planteándose marcharse al equipo rival. Y el puesto de segundo piloto siendo un desfile de candidatos fracasados. La situación del equipo Red Bull a su llegada al GP de Bélgica no puede ser peor, cada vez más lejos de las tres primeras escuderías y con pocas esperanzas de que en Spa-Francorchamps puedan revertir la situación.